Un UN AMOR QUE DEBERÁ HISTORIA

La historia de Fernet-Branca es una historia rigurosamente con sello «made in Italy» que comenzó en 1845 gracias a Bernardino Branca: su receta única y todavía hoy secreta, elaborada con ingredientes de todo el planeta, lo ha convertido en el licor italiano más apreciado del mundo.

Con la creación del amaro se fundó la empresa Fratelli Branca Distillerie y en poco tiempo vio hacerse realidad el primer establecimiento industrial para la producción del mismo en el Corso Porta Nuova de Milán, que dio empleo a más de 300 trabajadores. La historia de Branca, ante todo, es una historia humana e italiana que pasa a ser leyenda entre otras cosas gracias al aura de misterio que desde siempre la rodea: el enigma sobre su fórmula, conservada todavía hoy en una caja fuerte y a la que solo puede acceder el presidente en funciones y que sigue transmitiéndose de generación en generación de padres a hijos.

El primer anuncio publicitario de Fernet-Branca fue publicado en el diario “La Perseveranza” en 1865. En esta primera impresión de 10×10 cm, Fernet-Branca se llamó simplemente Fernet y se describía como una bebida ideal por sus propiedades beneficiosas para la salud y como remedio curativo para bajar la fiebre e incluso contra los estados de ansiedad.

Presente el 5 de marzo de 1876 en el primer número del que llegaría a ser el principal diario nacional, el Corriere della Sera, Fernet-Branca atrajo inmediatamente declaraciones de médicos, jefes de servicio de hospitales y responsables de residencias de ancianos cuyos elogios fueron decisivos a la hora de reafirmar la importancia a nivel popular, progresivamente cada vez más vasta, de la nueva receta Fernet-Branca.

Fernet-Branca conoció y todavía sigue conociendo la gloria en todo el mundo. A partir de 1907 Dino Branca asumió la dirección de la empresa Fratelli Branca Distillerie: en sintonía con su lema “Novare Serbando” (innovar manteniendo las tradiciones), Fratelli Branca se dirigió hacia la conquista de los mercados europeos y americanos, manifestando considerablemente su vocación internacional.

Se inauguraron nuevas fábricas en Buenos Aires, en Saint Louis e incluso en Suiza (Chiasso). Gracias también a Dino Branca se abrió posteriormente una nueva sucursal en Nueva York. Además, el establecimiento de Milán se trasladó a la que, todavía hoy, sigue siendo su sede histórica en la Via Resegone.

Incluso antes, en 1972, Fratelli Branca rehabilitó e hizo que fuera visitable de nuevo a partir de 1997 la Torre Littoria, en la actualidad Torre Branca, diseñada por el arquitecto Giò Ponti y erigida en 1933. Con este trabajo de restauración y devolución a la ciudad de un bien arquitectónico y artístico, Branca deseaba reactivar el orgullo de Milán comprometiéndose en primera persona en la creación de un centro creativo, un referente que generase una nueva realidad proyectada hacia el futuro empezando por un monumento ya emblemático.

Para Branca, los proyectos de reconversión siempre han sido un punto importante: en el verano de 2003, en St. Louis, inició el proyecto de transformación en un museo de la ex Destilería Branca de la ciudad.

La reconversión de los locales fue encomendada al arquitecto Jean-Michel Wilmotte que diseñó los planos del futuro espacio de exposiciones en de dos fases. La Asociación para el Museo de Arte Contemporáneo Fernet-Branca en St. Louis anima este lugar y prefigura la creación de una fundación de utilidad pública reconocida como estructura cultural que, en 2011, dio lugar a la Fundación Fernet-Branca.

El museo está dirigido por Jean-Pierre Sugie desde 2013.

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